Uno de los aspectos que asombra y que también puede considerarse contraproducente se refiere a la importancia casi exclusiva que las llamadas Ciencias Humanas o Ciencias Sociales han dedicado desde siempre a lo exótico, lo extraño y anormal, es decir, a todo lo que escapa de las continuidades y de la linealidad social y cultural. Tal vez, el interés no explicitado, es como controlar y volver excrutables lo que no escurre por cauces normativizados. Es así, que la Psicología en casi toda su producción se dirige en la práctica a la enfermedad mental y a la conducta desadaptativa o anormal; la Antropología se vuelca a las mal llamadas culturas primitivas, a las sociedades ágrafas. La Sociología, por su parte, ha dado cuenta de las razones de la anomia y la desviación con mayor encono y detalle que las lógicas del comportamiento estabilizado. Sin pretender, que no exista legitimidad, en estas intenciones, aparece oculto o no lo suficientemente demostrado el mundo de lo habitual, el devenir cercano al individuo. El acontecer específico en que se reproduce la vida concreta de la gran mayoría de personas. Sabemos que esta puede ser una generalización que no toma en cuenta una serie de importantes excepciones, pero la intención es destacar lo que aparece dominante en los discursos sobre la dinámica social y no en las periferias epistemológicas.
González, S. (1999). Domicilio y Viaje. Cinta De Moebio. Revista De Epistemología De Ciencias Sociales, (6). Recuperado a partir de https://cintademoebio.uchile.cl/index.php/CDM/article/view/26430