Los mundos infantiles son atmósferas creadas donde se produce un determinado tipo de conocimiento. Son universos materiales e inmateriales repletos de significado que surgen de la asignación de nuevos sentidos a lo que ya está dicho, acabado o resuelto por el mundo adulto. Juegos, cuentos y dibujos constituyen verdaderos sistemas semióticos. Sin embargo, formas sociales como el adultocentrismo o el género niegan estos espacios mediante prácticas obstaculizadoras o de control que miran la infancia como categoría menos válida que la de adultez y, por lo tanto, con menos criterio o habilidad para dar argumentos o discutir sobre la realidad. El objetivo de este ensayo es revisar las diferentes perspectivas y beneficios que se derivan de las actividades fundamentalmente infantiles, reconociendo que no solo contribuyen al bienestar psicológico y social de niñas y niños, sino que también favorecen la construcción de la cultura. Este trabajo también propone mirar a niñas y niños como personas creativas, capaces de dar nuevas respuestas a viejas preguntas y de hacer preguntas críticas que cuestionan lo establecido. Finalmente, se analizan también algunas formas en que los discursos culturales recibidos a lo largo de la vida se corporizan y materializan en conductas excluyentes, sin que se tenga mayor conciencia de ello.
Jara Morales, I. de la. (2018). Adultocentrismo y género como formas negadoras de la cultura infantil. Revista Saberes Educativos, (1), pp. 47–67. https://doi.org/10.5354/2452-5014.2018.51604